Acerca del CASLEO
El Complejo Astronómico El Leoncito (CASLEO) es un observatorio astronómico abierto a toda la comunidad científica argentina.
Funciona a través de un Convenio Marco entre el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y las Universidades Nacionales de La Plata (UNLP), Córdoba (UNC), y San Juan (UNSJ). Depende administrativamente del Centro Científico Tecnológico (CCT) CONICET San Juan.
Su instrumento base es un telescopio reflector de 2,15 m de diámetro, el mayor telescopio óptico existente en la Argentina. Otros instrumentos ópticos, solares y geofísicos completan el equipamiento científico instalado en el Complejo.
Cada año cerca de 80 investigadores y tesistas, tanto argentinos como extranjeros, participan de propuestas de observación con los telescopios del CASLEO. En el decenio 2011-2020, investigadores de 33 países, incluido Argentina, integraron los equipos de trabajo que utilizaron el telescopio de 2,15 m.
Las observaciones obtenidas en el CASLEO han dado lugar a más de 60 tesis universitarias de grado y de doctorado, así como a más de 1200 publicaciones científicas, la mitad de ellas en revistas internacionales con referato.
Según el Convenio Marco vigente (CONICET, UNLP, UNC, UNSJ):
- El CASLEO es un observatorio astronómico que presta servicios especializados para la realización de investigaciones científicas en astronomía y ciencias conexas.
- Mantiene, opera y desarrolla el instrumental, las instalaciones, y servicios necesarios para su funcionamiento.
- Provee apoyo técnico, administrativo y de infraestructura a los científicos usuarios u operadores del instrumental.
- Vela por el adecuado cumplimiento de las normativas de protección del medio ambiente y de la calidad del cielo.
- Coopera en tareas de divulgación, extensión y actividades turísticas educativas.
El Complejo Astronómico El Leoncito (CASLEO) fue creado formalmente en mayo de 1983 como un centro nacional de servicios para la comunidad astronómica, a través de un acuerdo entre la entonces Subsecretaría de Ciencia y Tecnología de la Nación (hoy MinCyT), el CONICET y las Universidades Nacionales de La Plata, Córdoba, y San Juan.
Su origen se basó en el telescopio reflector de 215 cm de diámetro aportado por la UNLP y más tarde bautizado con el nombre de «Jorge Sahade», en honor del astrónomo que generó e impulsó el proyecto. Este instrumento fue adquirido en los años 60, y durante la década siguiente se dieron los primeros pasos para adquirir las 76.000 hectáreas que hoy constituyen una Reserva Astronómica y Ecológica. En 1983, ya con un 40% de las construcciones realizadas, se inicia la organización administrativa, científica y técnica del nuevo observatorio. Comienza también el entrenamiento del personal que tendría a su cargo el mantenimiento de las instalaciones y el instrumental astronómico, como así también el servicio de observación astronómica. La obra se concluye en 1985 y el 12 de septiembre de 1986 se inauguran las instalaciones con la presencia del entonces Presidente de la República, Dr. Raúl Alfonsín.
El CASLEO está ubicado en el paraje denominado «El Leoncito», el cual se caracteriza por la gran oscuridad de su cielo nocturno, con más de 250 noches por año despejadas de nubes, casi sin viento, y con una atmósfera que en general es diáfana y exenta de contaminación, con un escaso contenido de vapor de agua.
El Leoncito se encuentra en la Provincia de San Juan, en el Departamento Calingasta, frente a una estructura geológica denominada «Barreal Blanco», una antigua cuenca lacustre. El camino de acceso es por la Ruta Nacional N° 149, distando 245 km de San Juan Capital, 210 km de la ciudad de Mendoza, 35 km de Barreal y 100 km de Uspallata.
El emplazamiento del telescopio principal está a 2550 msnm, en las estribaciones occidentales de la Sierra del Tontal. Este cordón lo separa del valle de Tulum en el que se encuentra la ciudad de San Juan, capital de la Provincia. Por Ley Provincial Nro 5771, la calidad del cielo está preservada contra la posible contaminación y deterioro producido por actividad humana, y desde 1993 la Reserva Astronómica se encuentra protegida por la Administración Nacional de Parques Nacionales al crearse primero una Reserva Estricta y luego, en 2002, el Parque Nacional El Leoncito.
El trabajo en un observatorio astronómico es arduo y poco convencional dado que el personal cumple turnos de 8 días corridos, presta servicios en un sitio aislado y a gran altura, y sus tareas se realizan con bajas temperaturas. Por estas razones es necesario dotar al Complejo de las comodidades necesarias para la vida diaria.
El Complejo dispone de una capacidad de alojamiento para unas 50 personas, lo que incluye al personal técnico, administrativo, de mantenimiento, cocina y limpieza afectado a las tareas en la montaña, y a los investigadores que asisten a su turno de observación. Las instalaciones cuentan con comedor, sala de reuniones, una sala de recreación para el personal, oficinas administrativas y 26 habitaciones dobles con baño privado. También se dispone de internet, conexión telefónica, cobertura celular 4G y televisión.
Las necesidades técnicas están cubiertas a través de talleres de mecánica de precisión, de metalurgia y para vehículos, laboratorios de electrónica, óptica, y computación, y otras dependencias necesarias para la actividad técnica y astronómica que se desarrolla en el Instituto.
También se cuenta con una usina propia a los efectos de continuar con el trabajo en el caso de cortes en el servicio eléctrico comercial.
El sector construido supera los 2000 metros cuadrados cubiertos. La inversión hasta la fecha efectuada por el Estado Nacional es de más de 20 millones de dólares.
Es el telescopio más importante del Complejo, y el de mayor tamaño en la Argentina. El montaje del instrumento fue realizado entre octubre y diciembre de 1984 y hasta mediados de 1986 se trabajó en la puesta a punto electromecánica del equipo. En marzo de 1987 el telescopio comenzó a ser utilizado por los astrónomos en forma sistemática para sus programas de investigación.
Es un telescopio reflector cuyo espejo primario tiene 215 cm de diámetro y el secundario 65 cm. Pesa en total 40 Tn y se mueve con la precisión de un reloj a los efectos de compensar el movimiento de rotación terrestre cuando está siguiendo a un objeto astronómico para su observación. Su función es la de recoger la luz de estos objetos, y hacerla confluir en un foco donde se instalan instrumentos periféricos para analizarla.
Dichos instrumentos periféricos son:
- Espectrógrafos, para analizar la composición química y medir velocidades;
- Cámaras CCD, para obtener imágenes;
- Polarímetros, para medir porcentaje de luz polarizada.
Discurso del Presidente de la Unión Astronómica Internacional, Dr. Jorge Sahade, en el acto de la inauguración oficial del Complejo Astronómico El Leoncito (12-IX-86)
(Publicado en el Boletín de la Asociación Argentina de Astronomía No 32, 1987)
Se me ha pedido que, como Presidente de la Unión Astronómica Internacional, haga uso de la palabra en este acto –largamente esperado- en el que se inagura oficialmente el Complejo Astronómico El Leoncito, y he aceptado con mucho placer. Pero ustedes me permitirán que también lo haga en mi carácter de astrónomo activo de mayor edad de nuestro país.
Como Presidente de la Unión Astronómica Internacional, en nombre de la Comunidad Astronómica toda, cuyos saludos y mejores augurios tengo la satisfacción de transmitirles, no puedo menos que aplaudir y expresar mi complacencia por esta nueva ventana que se abre al Universo para escudriñarlo y descubrir y explicar los fenómenos que lo caracterizan. En esta era espacial tan extraordinaria en que vivimos, la importancia de la observación desde Tierra no sólo no ha disminuido, sino que sigue vigente tanto o más que antes, y por consiguiente, toda nueva instalación, todo nuevo esfuerzo como el que nos congrega hoy aquí es entusiastamente bienvenido.
La Unión Astronómica Internacional ha reconocido -en más de una oportunidad antes y después de Delhi- el nivel que la ciencia de Urania ha alcanzado en Argentina y en otros países de América Latina. Y reconforta, entonces, advertir que paralelamente a ese reconocimiento los países latinoamericanos brindan, en este caso, Argentina, mayores posibilidades a sus astrónomos para contribuir, con una participación más activa y utilizando mejores medios, al progreso en nuestro conocimiento y comprensión.
Aunque seguramente no es necesario ante un auditorio como el presente, yo quisiera destacar, de todos modos, que este acto trasciende la mera formalidad de la puesta “oficial” en funciones de un instrumento de trabajo para los astrónomos argentinos. Estamos, más bien, aquí para dar testimonio de nuestro beneplácito por el apoyo que presta Argentina para el desarrollo de una ciencia pura, con una tradición nacional que nace hace ciento quince años y un nivel que, como lo hemos mencionado, merece la consideración internacional. Recalquemos, asimismo, que se trata de una ciencia que por un lado, además de poseer un enrome valor formativo, tiene una proyección humanística extraordinaria desde que sus conocimientos llegan a satisfacer una curiosidad innata en el individuo, curiosidad acuciada actualmente por los avances espectaculares que se logran mediante la utilización de la tecnología espacial. Por otro lado, se trata de una ciencia que genera progresos en otras ramas de la ciencia y en la tecnología e interactúa fuertemente con la Física, las Matemáticas, la Química … encontrándose en la etapa de convertirse, cada vez más, en un quehacer interdisciplinario.
Mencionemos, como ejemplos de las resultantes de la actividad astronómica, el desarrollo de los relojes de cuarzo y el de los relojes atómicos, el desarrollo de placas fotográficas especiales, y de los materiales de muy bajo coeficiente de dilatación, el progreso en los trabajos de laboratorio para el conocimiento de los espectros de átomos, iones, moléculas … y como un ejemplo más, mencionemos también que la Astronomía ofrece el laboratorio para verificar la Teoría de la Relatividad …
En nombre de la Unión Astronómica Internacional formulo votos para que de ahora en más “El Leoncito” sea sinónimo de contribuciones importantes en el campo de nuestra ciencia.
Como astrónomo argentino, debo aplaudir la culminación de la primera etapa, de la etapa crucial de un proyecto que comenzáramos en La Plata hace veintiocho años y que pasara por distintas viscisitudes que alguna vez habría que historiar. En verdad, esta ceremonia debe marcar otro comienzo, el comienzo de una etapa continua de equipamiento periférico y de establecimiento de nuevas facilidades que permitan a los astrónomos del país desarrollar sus actividades de investigación sin retaceos. Debe ser el comienzo de una nueva era de apoyo a la ciencia que aliente el esfuerzo, la inventiva y el desborde intelectual de nuestros científicos, de nuestros tecnólogos y aún del personal auxiliar, que siempre han sufrido la falta de continuidad en el apoyo, la imposibilidad de una planificación aún a mediano plazo, el freno al impulso creador, la incomprensión y el desinterés por lo que el hombre argentino ambiciona y puede hacer.
El apoyo a la ciencia básica en la cual se fundamentan y de la cual se nutren la ciencia aplicada y la tecnología es, sin lugar a dudas, la única inversión que redituará en una Argentina moderna, eficiente y autónoma en sus decisiones. La presencia del Señor Presidente de la Nación en esta ceremonia, que todos los astrónomos argentinos agradecemos con entusiasmo y celebramos con esperanzas, la entendemos como que significa que estamos iniciando una nueva época en el desarrollo científico del país. Porque así como no se entiende que pueda existir una industria competitiva sin modernización, sin investigación de avanzada, ni fuerzas armadas ni de seguridad sin un equipamiento y organización que tengan en cuenta los progresos tecnológicos y la realidad circundante, tampoco se puede lograr un desarrollo científico acorde con el país que queremos, sin equipamiento adecuado, sin desarrollo tecnológico paralelo pensado en términos de futuro, sin bibliotecas completas, siempre actualizadas, sin contactos frecuentes con otros investigadores tanto del país como del exterior.
Dos palabras acerca del futuro, que, en una época de progreso vertiginoso como la nuestra, es como decir dentro de las próximas veinticuatro horas, no dentro de un siglo. Creo, como lo dije en ocasión de la inauguración de la Tercera Reunión Latinoamericana de Astronomía de la Unión Astronómica Internacional, en noviembre de 1983, y como ya lo habíamos propuesto con los Directores de los Observatorios de Río de Janeiro y de Santiago de Chile en 1968, que el futuro está vinculado a una integración latinoamericana en ciencia y, en nuestro caso particular, en Astronomía. El costo de la instrumentación que se requiere hoy en día para estar a tono con el progreso tecnológico y poder realizar contribuciones competitivas y a la vez significativas en los campos de frontera del conocimiento, son de tal magnitud que resulta racional e ineludible compartir los gastos inherentes entre los países interesados.
Europa nos ofrece ejemplos magníficos de cooperación -con resultados por demás fructíferos- con sus dos organizaciones en los campos que nos competen, el Observatorio Europeo Austral y la Agencia Espacial Europea. Pienso que su gobierno, Señor Presidente, y lo digo aquí porque sé que esta sugerencia engarza muy bien con sus visiones de futuro para las aéreas política y económica en América Latina, podría tomar la iniciativa de patrocinar la designación de una comisión que actúe con diligencia y con pasión, que se encargue de establecer las bases y de dar los pasos iniciales para la integración latinoamericana en Astronomía, a través de un futuro Observatorio Latinoamericano emplazado en un lugar meteorológicamente adecuado.
Así, la inauguración de este Complejo Astronómico que, con gran alegría, advierto que constituye una muestra acabada de lo que pueden el tesón, el entusiasmo, el cariño, la capacidad de los hombres argentinos, tanto del campo científico y técnico como del campo empresarial, tendrá más que un sentido formal. Marcará un hito de proyecciones insospechadas, tanto en lo que se refiere al progreso científico argentino como a la consolidación de nuestro porvenir y el de América Latina en el campo de la Astronomía. Nada más.
Apuntes de Francisco López García
(Publicado en el Boletín de la Asociación Argentina de Astronomía No 32, 1987)
La Astronomía Argentina vio concretado el 12 de septiembre de 1986 un viejo anhelo, pues fue inaugurado el telescopio reflector del tipo Ritchey-Chretien de 215 cm de diámetro. Este telescopio, que pertenece al Complejo Astronómico El Leoncito (CASLEO), brinda a la comunidad astronomica argentina e internacional la posibilidad de realizar observaciones de objetos celestes en el hemisferio sur con un sistema óptico que posee una razón focal f/8.5, el cual será equipado con un instrumental apropiado a las exigencias que impone la astronomía moderna. ¡Esperamos así sea!
La idea de instalar una Estación Astrofísica a principios de la década del 50 para albergar un telescopio reflector que permita observar objetos más débiles, dio origen a dos empresas: una, la búsqueda de un sitio apropiado, es decir, con un gran número de noches despejadas por año, y la otra, la más difícil, conseguir los fondos necesarios para la compra de un telescopio de cierta envergadura, pues, debido a su elevado monto, ésta resultaba casi imposible.
En el año 1952, siendo Director del Observatorio Astronómico de La Plata el Capitán de Fragata (R) Guillermo Wallbrecher, se iniciaron las tareas de búsqueda de un sitio adecuado para poder realizar observaciones astrofísicas, con un telescopio moderno, pues esta institución sólo contaba con un anteojo reflector de 83 cm de diámetro incorporado en 1890, el cual tenía dos espectrógrafos, ubicado dentro del perímetro de la ciudad, en una zona húmeda y lluviosa (condiciones estas no aptas para realizar observaciones astronómicas). Por esto, se encomendó al Dr. Livio Gratton, Jefe del Departamento de Astrofísica e iniciador de esa especialidad en la Argentina, que asistía a una Reunión de la Unión Astronómica Internacional (U.A.I.), realizada en Roma, para interesar a los astrónomos de otros países en la creación de un observatorio astrofísico compartido. La gestión encomendada al Dr. Gratton tuvo éxito, pues la Foundation for Astrophysical Research (F.A.R.) de U.S.A. ofreció a la Universidad Nacional de La Plata, en 1954, la óptica de un telescopio de 178 cm de diámetro, con la condición de que el país se hiciera cargo del resto de las instalaciones y cediera turnos de observación a astrónomos de EE.UU. y de otros países. Este ofrecimiento no se concretó por falta de apoyo económico del Estado.
Dos años más tarde, siendo Director del Observatorio de la Plata el Dr. Reynaldo P. Cesco, se intentó actualizar este proyecto, pero la F.A.R. lo había ya tarsladado a Australia. No obstante, el Consejo Superior de la Universidad de La Plata se interesó en un proyecto de esta magnitud, el cual posibilitaría proporcionar a los astrónomos argentinos de un moderno telescopio.
El Dr. Jorge Sahade, actual Presidente de la Unión Astronómica Internacional, se encontraba entonces en los EE.UU. Antes de regresar a nuestro país, en 1958, y a requerimientos de los Dres. R. P. Cesco y C. O. Jaschek, mantuvo contactos con centros especializados, llegando a la conclusión de que lo más adecuado para nuestro país era un telescopio reflector de 2.15 m de diámetro, similar al que se estaba construyendo para la Asociación de Universidades para Investigaciones Astronómicas (AURA), a ser instalado en Kitt Peak (Arizona). Este telescopio fue inagurado en la década del 60.
La gestión del Dr. J. Sahade culminó con la cesión gratuita, por parte de AURA, de la documentación referida a la construcción e instalación del telescopio, cuyo costo podía estimarse en unos u$s 100.000. El costo total del telescopio, el albergue y equipos accesorios los estimó en u$s 2.000.000.
El Dr. Sahade regresó al país con este proyecto y el Consejo Superior de la U.N.L.P. en su sesión del 7 de octubre de 1959 autorizó una inversión de $70.000.000 m/n. Además, el Congreso de la Nación sancionó en el año 1961 la ley nº 15.999, por la cual el Gobierno Nacional otorgaba a la U.N.L.P. un subsidio de igual monto. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) otorgaba otro monto análogo. Parecía que este proyecto podía concretarse en un plazo razonable de tiempo. El Dr. Sahade quedó a cargo de la ejecución del mismo, hasta el año 1969.
Se iniciaron las tareas de la búsqueda de sitio, la cual estuvo a cargo del personal técnico de los Observatorios de La Plata y San Juan. Entre ellos podemos nombrar a los Sres. L. Cabrera, F. Muñoz, J. C. Berneri, G. Sánchez y J. G. Sanguín, entre otros.
La idea original consistía en que el figurado de las piezas ópticas del telescopio se hicieran en el Observatorio de Kitt-Peak. Los discos de vidrio Pyrex se compraron en una casa especializada de Nueva York y llegaron a La Plata a fines de 1962. Como en ese interín los fondos previstos por la Ley Nº 15.999 no se habían efectivizado, la construcción del taller de óptica se vió demorada, y lo mismo ocurrió con la concreción del proyecto.
Durante la Dirección del Dr. Sahade el trabajo de figurado de la óptica fue contratado con la firma Pekin Elmer Co. (California), por el precio de u$s 105.000. Anteriormente, durante la dirección del Ing. S. Gershanik, se licitó la construcción de la montura del telescopio con la firma Boller and Chivens de Passadena, por un monto de u$s 526.130.
A mediados del año 1970, llegaron al país la totalidad de las partes mecánicas y la consola de mando, y a comienzos de 1971 los discos pulidos. El espejo, la horquilla y la base del telescopio quedaron en el Observatorio de La Plata hasta mediados de 1984, época en que fueron trasladados al actual emplazamiento del CASLEO. El resto de las piezas del telescopio quedaron albergadas en el Observatorio Astronómico “Félix Aguilar” de San Juan.
Al mismo tiempo, y con respecto a la búsqueda de sitio, debemos destacar que en marzo de 1967, una Comisión reunida en Mendoza, en la cual participaron astrónomos de los Observatorios de La Plata, Córdoba y San Juan, se llegó a la conclusión de que el sitio que ofrecía condiciones inmejorables de cielo se hallaba en la Provincia de San Juan, en el departamento de Calingasta, en la zona denominada Estancia “El Leoncito”, sito a 40 km de la localidad de Barreal. La Comisión recomendó dos lugares, uno el denominado cerro Burek y el otro llamado Ciénaga del Medio.
En abril de 1970 se firmó un convenio de comodato entre la U.N.L.P., representada por su rector el Dr. Roque Gatti, y el Gobierno de la Provincia de San Juan, representado por su Ministro de Economía Ing. Juan Victoria, mediante el cual la Provincia cedía a la Universidad 415 Ha situadas en la Estancia El Leoncito (Ley Provincial Nº 3583).
Cuando se tomó la decisión de instalar en El Leoncito el telescopio, el Gran Telescopio como se lo denomina desde entonces, abreviado “GT”, se pensaba que se podía inaugurar en el año 1966, como un homenaje al 150 Aniversario de la Independencia de la República, sin embargo -y da pena decirlo- tuvieron que pasar 20 años para concretar este proyecto tan anhelado por los astrónomos argentinos.
En el año 1969 la U.N.L.P. llamó a licitación pública para el proyecto y construcción del Complejo Astronómico, en el cerro Burek. La apertura de la misma se llevó a cabo el 26 de diciembre de 1969, con la presentación de dos empresas, ambas sanjuaninas; una era la empresa Walter Melcher y la otra un consorcio formado por las empresas S. Boggian, Talleres Metalúrgicos Clavijo y el Arquitecto Ungar. Por falta de fondos se anula la licitación. Tomando como base los proyectos presentados por estas empresas, la Dirección de Arquitectura de la U.N.L.P. confeccionó el proyecto que sirvió para el llamado a licitación en el año 1978.
Durante mucho tiempo la instalación del “GT” vio paralizada su concreción debido fundamentalmente a la falta de fondos, hasta que en el año 1976, durante la Dirección del Ing. José Mateo, se replantea nuevamente la idea de instalar el “GT”, eligiéndose como lugar para su emplazamiento un cerro situado a la salida de una quebrada al oeste de la Ciénaga del Medio en la Estancia El Leoncito. Este cerro se encuentra a una altura de 2550 m y sus coordenadas geográficas son: latitud sur 31º 47’ 57” y longitud oeste 4h 37m 12s y situado a una distancia de 6 km sobre camino de la Estación de Altura El Leoncito, perteneciente al Observatorio Astronómico “Félix Aguilar”, de la U.N.S.J.
Retrocediendo un poco en el tiempo, se debe mencionar la reunión realizada en el Rectorado de la Universidad Nacional de Córdoba, el 10 de julio de 1965, con la presencia de los directores de los centros astronómicos existentes en el país en ese entonces y otros prestigiosos astrónomos, quienes recomiendan la creación de un organismo nacional autárquico y con la autonomía funcional que asegure la materialización del proyecto U.N.L.P. y el funcionamiento posterior de la Estación Astrofísica.
Con este antecedente, en el cual se aconsejaba la formación de un organismo especial y a causa de la gran erogación que implicaba para entonces el proyecto del “GT”, el cual sobrepasaba las posibilidades económicas de una Universidad, la gestión pasó al área de la entonces Secretaría de Estado de Ciencia y Tecnología (SECYT). El 11 de noviembre de 1976, en la ciudad de Mendoza, se suscribió un convenio entre la SECYT y las Universidades Nacionales de La Plata, Córdoba y San Juan, representadas estas instituciones por el Dr. Sol L. Rabasa, Dr. G. Gallo, Comodoro J. L. Pierrestegui y el Dr. E. P. Aparicio respectivamente. El mismo aclara que “se conviene en auspiciar en forma conjunta las actividades tendiente a la instalación y puesta en marcha de un telescopio reflector de 214 cm de diámetro, en los terrenos que al efecto han sido cedidos por la provincia de San Juan (Ley Provincial Nº 3583)”. Además, en dicho convenio se estableció que la SECYT “toma a su cargo la responsabilidad de establecer como prioritarias las tareas referidas, para lo cual se adoptarán las medidas del caso y se elevarán a consideración del Poder Ejecutivo Nacional, todos los antecedentes y alternativas de solución a la situación actual”. También se expresa en dicho convenio que “Dentro de los 30 días a partir de la fecha, la SECYT enviará a cada Rector el proyecto de constitución de un Grupo de Trabajo ad-hoc que tendría a su cargo la responsabilidad de dirigir los trabajos a realizar. Dicho Grupo de Trabajo estará integrado por un representante de cada una de las Universidades intervenientes y su relación con la SECYT se efectuará a través de un Coordinador que al efecto designe la Secretaría de Ciencia y Tecnología”. A este Grupo de Trabajo se lo llamó “G.T.215”.
Posteriormente, se convino en ampliar el acuerdo suscripto de creación del “G.T.215” (Resolución Nº 151/77 de la SECYT), el cual designó a sus representantes.
Además el Ministerio de Cultura y Educación de la Nación, con fecha 22 de julio de 1977 (Resolución nº 80), resolvió “Considerar proyecto de interés científico nacional a la instalación y puesta en marcha del telescopio reflector en la Provincia de San Juan, a cargo de la SECYT y de las Universidades Nacionales de Córdoba, La Plata y San Juan”.
El 5 de julio de 1977 el Secretario de Estado de Ciencia y Tecnología resolvió considerar al Grupo de Trabajo integrado por: el Ing. José Mateo en representación de la U.N.L.P., el Dr. José Luis Sérsic en representación de la U.N.C., el Ing. José A. López en representación de la U.N.S.J. y el Dr. Rodolfo Puche como representante de la SECYT y coordinador (Asesor de Gabinete). En julio de 1978 a causa del fallecimiento del Ing. J. Mateo, se designó representante de la U.N.L.P. al Ing. Pastor J. Sierra, y en diciembre del mismo año la SECYT designó coordinador y representante al Ing. Francisco Von Wuthenau. Con la incorporación del CONICET al Grupo de Trabajo en noviembre de 1980 se designó representante del mismo al Dr. Esteban Bajaja.
Con respecto a la realización de los trabajos de las obras civiles para albergar al telescopio, se debe mencionar que mediante un convenio firmado el 26 de abril de 1978, entre el Ministerio de Educación de la Nación y el Gobierno de la Provincia de San Juan se encomienda a la Dirección Provincial de Arquitectura el llamado a licitación y la dirección de las obras del Complejo Astronómico. La apertura de la licitación de la obra se realizó el 11 de julio de 1978, y en ella se especificaba que el tiempo de ejecución de la obra era de 720 días corridos. La licitación fue ganada por la empresa Natalio Faingold, de la provincia de Mendoza. Esta empresa estuvo a cargo de la obra hasta el año 1980. En esta fecha, por motivos ya conocidos, se paralizó la ejecución pues la empresa pertenecía al Grupo Greco.
A raíz de este inconveniente se ofreció la licitación en los mismos términos contratados, a los Talleres Metalúrgicos Clavijo, quien no pudo hacerse cargo de la obra debido a los desajustes producidos en el valor contractual por efecto de la inflación.
Mientras tanto, y debido al transcurso del tiempo el “G.T.215” llegó a la conclusión de que el proyecto original no era adecuado. Se decidió entonces, en 1982, llamar a licitación pública para un nuevo proyecto de albergue del telescopio, resultando adjudicataria la empresa Talleres Metalúrgicos Clavijo S. A., empresa ésta que también, a fines de 1982, resulta adjudicataria de la licitación para la construcción de las obras del Complejo Astronómico El Leoncito. Las obras se reiniciaron en febrero de 1983 y luego de sortear inconvenientes de tipo climático y falta de presupuesto finalizaron en diciembre de 1985.
La Dirección Provincial de Arquitectura de San Juan, tuvo a su cargo la licitación y dirección de las obras civiles, mientras que el Ministerio de Educación de la Nación, a través de la SUBCYT y el CONICET, organismos que dependen directamente de él, financió la totalidad del proyecto.
El “G.T. 215” se ocupó también de preservar las condiciones de cielo para la observación astronómica, lo cual permitió que, mediante gestiones iniciadas por el Observatorio Astronómico “Félix Aguilar”, se expropiaran 76.000 Ha pertenecientes a la Estancia El Leoncito para convertirlas en una reserva astronómica.
No debemos dejar de mencionar, en esta breve reseña, a todas aquellas personas que tuvieron relación directa con la realización de este dilatado proyecto. A los fallecidos Dres. R. P. Cesco, Miguel Itzighson, Ricardo Platzeck, Carlos Varsavsky, Pedro C. Riú, Ing. José Mateo, y a otros acogidos a los beneficios de la jubilación: Ing. Simón Gershanik, Dres. Carlos U. Cesco, Jorge Landi Dessy o que se encuentran fuera del país, el Dr. Carlos Jaschek, entre otros.
El 10 de mayo de 1983, en la ciudad de Buenos Aires, se firma el Acta de Convenio que da forma definitiva a la estructura del Complejo, entre la Subsecretaría de Ciencia y Tecnología (SUBCYT), el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), la Universidad Nacional de La Plata, la Universidad Nacional de Córdoba y la Universidad Nacional de San Juan, en el cual se crea un Servicio Especializado denominado Complejo Astrnómico El Leoncito. Sus fines y funciones son: a) Prestar servicios especializados para la realización de investigaciones en el campo de la astronomía; b) coordinar tareas de investigación astronómica dirigidas a lograr el máximo aprovechamiento de su infraestructura observacional. Su organización esta compuesta por: un Comité Directivo, integrado por los rectores de las Universidades firmantes, el Presidente del CONICET y el Subsecretario de Ciencia y Tecnología o sus representantes; un Comité Científico integrado por dos representantes por cada una de las Universidades Nacionales, de La Plata, Córdoba y San Juan y dos representantes por el CONICET y por un Director.
El Director actual, designado en setiembre de 1984, es el Dr. Hugo Levato, Doctor en Astronomía recibido en la U.N.L.P. El CASLEO tiene sus oficinas administrativas en la ciudad de San Juan, cuenta actualmente con una planta de 38 personas entre personal científico, técnico y administrativo.
El Comité Directivo está integrado por: Presidente Dr. Fernando R. Colomb (SUBCYT) y los representantes Dr. Esteban Bajaja (CONICET), Prof. César Mondinalli (UNLP), Dr. Gustavo Carranza (UNC) y el Ing. José A. López (UNSJ).
El Comité Científico está integrado por: Presidente Lic. Francisco López García (UNSJ) y los representantes Dres. Alejandro Feinstein y Hugo Marraco (UNLP), Dres. José Luis Sérsic y Roberto Sisteró (UNC), Dra. Zulema López García (UNSJ) y Dres. Virpi Niemela y Wolfgang Pöppel (CONICET).
Como corolario y frente a la situación económica que vive el país no podemos dejar de recordar las palabras que pronunciara el Presidente de la Nación Domingo Faustino Sarmiento, en ocasión de inaugurar el Observatorio Astronómico de Córdoba el 21 de octubre de 1871. “Es anticipado o superfluo, se dice, un Observatorio en pueblos nacientes y con un erario exhausto o recargado. Y bien, yo digo que debemos renunciar al rango de Nación o al título de pueblo civilizado, si no tomamos nuestra parte en el progreso y en el movimiento de las ciencias naturales”.
Además, con motivo de la inauguración de este telescopio, el Dr. Jorge Sahade expresó “Como astrónomo argentino, debo aplaudir la culminación de la primera etapa crucial de un proyecto que comenzáramos en La Plata hace veintiocho años y que pasara por distintas viscisitudes que alguna vez habría que historiar. En verdad, esta ceremonia debe marcar otro comienzo de una etapa continua de equipamiento periférico y de establecimiento de nuevas facilidades que permitan a los astrónomos del país desarrollar sus actividades de investigación sin retaceos. Debe ser el comienzo de una nueva era de apoyo a la ciencia que aliente el esfuerzo, la inventiva y el desborde intelectual de nuestros científicos, …”.
Lic. Francisco López García, 1987